¿Te ha pasado alguna vez que tu cabeza parece que va a estallar pero no sabes por qué? Y no porque estes enfermo o te ocurra algo a nivel físico, sino simplemente, porque algo en ti se mueve y te remueve y se produce una presión y una tensión en la mente que te nubla y apenas, te deja ver (ver, en un sentido literal. En el sentido de nublarte y no dejarte apreciar la vida de manera intensa, clara, tal como tú eres y la sientes).
Pues esa es mi sensación durante los últimos días. Sensación que identifico de dónde procede, ya que, tras varias situaciones y momentos en los que he sacudido a mi ego, en los que he entrado a remover nuevamente sombras y miedos que hay dentro de mí y que debo transcender, todo se ha desalineado, desbalanceado y yo, que estoy "en medio", recibo toda esa agitación y energía en mi ser, concentrándose gran parte de ella, en mi cabeza, con presión y una sensación de niebla bastante grande.
Cuando he entrado en otras situaciones a hacer algo similar, los síntomas son parecidos (dolor físico en alguna parte del cuerpo, dolor y presión en la cabeza, cansancio, agotamiento...) y percibo que en el caso de ahora, es prueba de todo eso que ha sido tocado en mi interior, y que ahora está irritado e inquieto, debiendo yo ponerme en acción, con otro pasito más, para transcenderlo.
Mostrarme al mundo cada vez más tal y como soy, tal y como siento ser, sin importar lo que piensen o digan, hablando del alma, de la espiritualidad, de mi camino, de mi percepción y de mis sueños.
Identificar en mí, puntos de perfeccionismo, de auto exigencia, de falta de empoderamiento, de hábitos antiguos que vuelven a aflorar porque perdí la atención y el foco en los nuevos, resurgiendo ellos nuevamente porque son algo marcado durante años dentro de mí.
Observar a mi ego como sale por diversos resquicios y brechas que dejo sin tapar y sin solucionar. O que no he visto todavía. Ver como busca sabotearme, con un diálogo interno devastador, quedándose anclado a pensamientos negativos, haciendo que esa crea, es su realidad y conllevando con ello, un daño emocional y mental.
Aunque, también sé, y ya lo he experimentado, que después de toda esta tormenta, después de todo este gran movimiento, viene la calma. Y esa calma trae expansión, trae claridad mental y emocional, claridad espiritual que me hace elevarme y seguir avanzando en mi camino con paso firme y confiando en mí y en la vida. Turbulencias que agitan para levantarte tras la tormenta y ponerte en un lugar de tu ser más elevado.
Y todo en este camino está bien. Pues es el aprendizaje que cada uno de nosotros debemos adquirir, y simplemente, se repite y repite para mostrarnos que debemos seguir empoderándonos y siendo constantes en ello. Que si resolvemos algo, vendrá algo más grande para ser solventado, y más aún, cuando nos comprometemos con nuestros caminos y pedimos que así sea, aunque sobre ponernos a esos momentos, a esos miedos, a esas sombras impresas en nuestra estructura durante tantos años y años, es complejo según qué momentos.
Y a todo eso, sumarle ser una persona con fuertes picos, con altos y bajos bien marcados y definidos, que los vive con una intensidad incluso, extrema, es algo que puede ser agotador.
Por todo ello y más, conocerte cada vez un "cachito" más, te hace tomar una mayor consciencia, liberarte y evolucionar.
Y tú, ¿cómo afrontas tus idas y venidas? ¿Qué haces para adentrarte en ti, identificar todo eso que te frena y te bloquea, y sacarlo a la luz para transcenderlo? ¿Cómo lo vives es base a tu personalidad, tu forma de ser y tu día a día?
Me encantaría leerte o escuchar.
Un saludo.
Andrés López.