Son ya 2 años los que han pasado desde que mi cuerpo, mi mente y mi ser se agitaron tanto que esto me llevo a un estado de estrés, ansiedad e incluso, depresión, que se colmó con un momento delicado y tenso en mi vida. Momento de agotamiento, tristeza, vacío... eso que llaman "crisis existencial". Sinceramente, la segunda que vivo a lo largo de los años, aunque ésta más intensa y profunda que la anterior.
Miro atrás y veo todo el camino desde entonces. Observo todo lo que me trajo y me está trayendo ese punto crítico. Los pasos y los nuevos caminos que he emprendido. Los miedos que estoy superando. Las situaciones que he aprendido a gestionar. El auto conocimiento adquirido, así como el empoderamiento y la liberación emocional y mental que se ha producido.
2 años en los que me he lanzado a emprender, emprender diversas acciones, proyectos, nuevos pasos. A soltar y a confiar. A crear un proyecto personal que siento se alinea con quien yo soy y por y para lo que estoy aquí. Años de permitirme y apreciarme más. De valorarme y cuidarme. Años de descubrir y conocer aspectos de mí olvidados y ocultos. Conocer personas increíbles, maestros y mentores espirituales, de negocios, de marketing, de vida... Volver a estudiar, a leer, a conectar con la pasión de leer y crecer. Conectar con el deporte y el movimiento desde otra versión y perspectiva. Sentir la importancia de las relaciones y de la conexión con el ser humano desde la parte más vulnerable y valiente, desde la esencia del amor. Apreciar aún más el valor de las pequeñas cosas, de los pequeños y a la vez grandes momentos. Todo esto, y mucho más.
Miro ese momento con aprecio y mucho amor. Con respeto y cariño. Miro estos 2 años con admiración, porque mirarlos a ellos es mirarme también a mi mismo, con esa misma admiración, con ese mismo cariño y respeto por todo lo que he hecho y estoy haciendo por mi. Porque eso se aleja de lo que conocemos como egoísmo. Porque eso es amor, amor propio, amor por uno mismo y a la vez, amor por el resto de seres que están a nuestro alrededor y en nuestro camino. Porque crecer y ser una mejor versión de uno mismo, es a la vez, ayudar y compartir con tu entorno esa grandeza a la que estás accediendo y a la que solo se entra cuando uno se dispone de firme voluntad y corazón.
Y aunque doy pasos en el camino, veo que mi ego sigue jugando a lo suyo. Jugando a sabotearme, jugando a dejarme pequeño, a buscar que ceda, que me rinda, que desista, que me quede en la comodidad. Mi ego e igual todos esos patrones y condicionamientos que se han metido en mi mente y se me han enseñado y establecido. Y la verdad, en momentos lo consiguen, me sacan de mi camino, de mi rumbo. Pero estar ahí para observarlo y darme cuenta, para volver a trabajar eso que brota y que a veces es necesario tratar y tratar hasta sanar. Porque verlo también como algo que me ayuda a crecer, me transmite calma y a la vez ganas y pasión para continuar. Y el camino sigue. Sigue con subidas y bajadas. Con obstáculos y piedras que debo seguir superando y librando. Con agitación y turbulencia, pero también con más luz y claridad. Con más calma y paz interior. Con liberación y capacidad para ser más yo, libre de miedos y limitaciones, de creencias que me ataban y torturaban. Y esto no ha terminado. Porque cada día es una nueva vida. Una nueva oportunidad en la que siguen apareciendo cosas que me dicen y muestran que debo de seguir caminando ya que solo así es como uno puede expandirse y encontrar cada vez más esa esencia única e interna.
Este es mi camino. Este es mi viaje. Un viaje único, propio, personal. De transcendencia y evolución. Doy gracias a la vida. Gracias a cada momento y situación que me acercan a mi plenitud. Te dejo este enlace donde puedes conocer más acerca de mi historia, y si algo te resuena y conecta contigo, estaré encantado de compartir y charlar para ayudarte en tu viaje.
www.humanizandocorazones.com/sobre-mi Te leo en comentarios. Te deseo un feliz día. Andrés López.
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